jueves, 30 de mayo de 2019

Guaidó: Un camino demasiado largo

El final es previsible. No fatalmente decidido ya pero sí  muy, muy probable...
Ponerse con EUA no es cosa de broma. Hasta un ayatolá está poniendo paños fríos a  una  si-
tuación peliaguda que lo sitúa en conflicto con Trump y su banda.
Entonces lo de Guaidó, como decíamos , nos aparece como una historia repetida.
Lo que sí llama la atención es como se alarga el proceso. 
Una movida que se se presentaba -y se esperaba- como de meta y pon, chute y gol se prolonga y adquiere, para los optimistas , ribetes que incluyen dudas y esperanzas ( me adhiero a este punto de vista pero con pesimismo).
A pesar que no son unos cachorros-sino  que conforman una experimentada jauría- los  aseso-
res del platinado Trump-se ven incapaces de roer el hueso venezolano.
 Y todo a pesar de que han hecho realidad esta pesadilla de dejar a un pueblo sin comida y redundamos...en los huesos.
Bolton y Abrams más Pompeo???, perros viejos, duchos en amenazas abiertas, golpes de estado, asistencia logística y propagandística a regímenes molestos para EUA. A su haber con asesinatos masivos, comprobados pero negados con tanta ligereza que más bien confirman y defienden su accionar, se han demostrado incapaces de brindar a su jefe el desplome y sometimiento de una Venezuela cocinada en olla marmicoc.
Guaidó, que partió con salida de un Bolt, ha ralentizado su ritmo. Fuerza el paso, salta  los obstáculos, pide oxígeno, agua pero la meta se le resiste. Pide y recibe apoyo de sus asistentes.
Nada, no hay caso.
No le queda más que acudir a sostenes externos y los hay en cantidad. No es muy legal su accionar, pero vamos. Si bien del ridículo ya no se salva, al menos brindar el premio mayor a aquellos que  financian y que esperan los frutos de la gestión encargada, le permitiría coger las migajas dadas por sus empresarios.
El tiempo apremia.  La carrera se transforma en una competición de postas.
 La figura entrega el bastón a su compañero pero no hay éxito tampoco con este que recorre un muy corto trayecto, abandona la pista y reposa su incipiente fatiga en una embajada. Hasta aparecen vallas en lo que se mostraba como carrera plana.
Todo se prolonga y los signos de impaciencia son claros. Lo que debía durar minutos ya va en meses. La meta se mantiene y para acceder a ella  no se hace ascos a ningún recurso. Los pueblos. se sabe, son de memoria corta y acá lo valedero es ganar. Con esa filosofía  el designado exige más estímulos  de todo tipo: que la prensa amiga destaque su actuar, que sus sostenedores aflojen más la bolsa para que las vallas-malditas y porfiadas vallas-caigan de una vez y se allane el trayecto por recorrer.
Guaidó cambia la velocidad por el trote o si queremos, marcha forzada.
Ya no hay gritos histéricos de sostén  ni en contra. Los opositores están demasiado anémicos por ayunos forzados y sus partidarios se ocupan en buscar el modo de cumplir el encargo de ponerle al alcance esa meta.
Maldita meta que  se sintió tan próxima.
No sabemos quien lamenta más su distancia. Los que prometieron a otros y se prometieron a si mismos que era carrera corrida o los que sin desearlo fueron transformados en actores receptores de  este insano desafío.


B.R.   Mayo 2019.


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